Saturday, December 22, 2007

Hoguera


Con el alma fracturada
Perdido entre la multitud
Me duelen todos los huesos
Pero más me dueles tú

Soy sonrisa derrumbada
Rey sin corona
Príncipe sin princesa
Dime qué soy ahora

Mentiras de fuego
Por dentro queman mejor
Por dentro
Por dentro
Por dentro

Mentiras de fuego
No hay restos en el balcón
No hay restos
No hay restos
No hay restos

Y pareces no darte cuenta
Y te empeñas en no decir nada
Y disfrutas el sol que sale
Y me robas las lunas claras

Son estas noches cuando aparecen
Sus lenguas tras las miradas
Son estas noches cuando te odio
Son estas noches que no soy nada

Mentiras de fuego
Por dentro queman mejor
Por dentro
Por dentro
Por dentro

Mentiras de fuego
No hay restos en el balcón
No hay restos
No hay restos
No hay restos

Cantaré cuando vuelva la voz
Mientras tanto sólo te escupo
A ti y a él y a todos los que están al revés
Al revés


Mentiras de fuego
Por dentro queman mejor
Por dentro
Por dentro
Por dentro

Mentiras de fuego
No hay restos en el balcón
No hay restos
No hay restos
No hay restos

Thursday, December 20, 2007

Desintoxicación


Poco más de 24 horas.
Es como todo eso que le dicen a los drogadictos. Duele, horriblemente, pero es cuestión de hacerlo un día a la vez, sin mayores expectativas.
Habrá temblores nocturnos. Habrá nauseas matutinas.
Pero ¿a quién le importa?
Claro que estoy recibiendo ayuda.
Si eso a lo que eres adicto no te da razones para recaer es porque a tu droga favorita le importa un bledo lo que tú necesites.
Las peores se quedan silenciosas, lejanas y al mismo tiempo a tu alcance.
Las peores son demasido orgullosas.
Te dejan toda la decisión a ti.
Y es allí cuando te curtes como piedra de mar y dejas de creer en las razones por las que había sirenas hermosas que quisieron besarte alguna vez.
Soy afortunado. Me lo están facilitando. Me estoy volviendo amnésico, como los peces.
Amnésico y moribundo.
Sin ganas de esnifarte de nuevo.
Tú sabrás.
Porque lo que soy yo no sé nada.

Wednesday, December 19, 2007

Buried myself alive


You almost always pick the best time,
to drop the worst lines.
You almost made me cry again this time.
Another false alarm,
red flashing lights.
Well this time I'm not going to watch myself die.

I think I made it a game to play your game
and let myself cry.
I buried myself alive on the inside,
so I could shut you out,
and let you go away for a long time. GOD!

I guess it's ok I puked the day away.
I guess it's better you trapped yourself in your own way.
And if you want me back,
you're gonna have to ask.

I think the chain broke away,
and I felt it the day that I had my own time
I took advantage of myself and felt fine.
But it was worth the night,
I caught an early flight and I made it home.

I guess its ok I puked the day away
I guess its better you trapped yourself in your own way.
And if you want me back
you're gonna have to ask
nicer than that
nicer than that...

With my foot on your neck
I finally have you,
Right where I want you,
Right where I want you,
Right where I want you,
Right where I want you

I guess its ok I puked the day away
I guess its better you trapped yourself in your own way
And if you want me back,
You're gonna have to ask

Nicer than that,(I guess its ok I puked the day away)
Nicer than that (I guess its better you trapped yourself in your own way)
Yeah, and if you want me back,
You're gonna have to ask
Nicer than that
Nicer!!
Nicer!!


The Used

Wednesday, December 12, 2007

Fiebre


A esta hora de la noche vuelvo a tener esa manía metafísica de creer que algo pasará sólo porque he orado lo suficiente. Al menos eso creo cada vez que cierro los ojos y le pido a lo que sea respuestas, soluciones, fórmulas mágicas, señales y milagros.
Hoy llegue al punto de volver al limbo de los desahuciados. ¿Está bien la sucesión de eventos que me ha traído hasta este momento? ¿Está bien pensar en todo lo que estoy pensando? ¿Podré salvarme de calcinarme en el infierno, una vez más? ¿Acaso ya estoy allí y no lo sé?
Me he portado mal durante 914.544.000 segundos. Soy un pecador y estoy pagando por eso. Pero a diferencia de la absurda utopía negligente de quienes vigilan sus dósis de esperanza con cuentagotas, yo estoy seguro de haber perdido la mía para siempre.
Esclavo de la incertidumbre, atrapado en tradiciones de querubines rechonchos que me llevarán a rastras a donde corresponda, escribo esta carta sin destinatario a las voces que no necesitan escuchar mi confesión, porque lo han presenciado todo, si es que acaso las voces pueden ver además de atormentar.
Estoy desesperado como un pez fuera del agua. El piso ya no es tan sólido como cabría esperar que fuera. Se mueve a cada paso y parece voltearse por completo cuando me muevo en cualquier dirección, aunque tristemente eso no ayuda de mucho cuando estás desorientado.
Entonces hay una generación penitente esperando palabras de aliento que nadie puede darle. Lástima por todos nosotros, porque nos quedaremos esperando. Es poco lo que podemos hacer. La cara se nos deforma con promesas sin cumplir y la vida pasa como los canales de la TV, sin coherencia temporal ni espasmos felices.
Como a todas las cosas llegué tarde incluso a mi fecha de muerte. Está el dinero que escacea y el amor que me abandona y la paz del espíritu que no se dibuja tan bien como uno podría desear cuando creía tener el mapa del cielo y al Altísimo cogido por los cojones. De nuevo me ha jugado sucio jugando limpio y todos los atajos me han llegado a lo inevitable.
Estamos solos y condenados a perder. Estamos retorciéndonos en una fiebre invisible que drenamos en palabras que unos pocos leen y otros muchos desdeñan sin más.
Soy un eterno adolescente, embutido en mis reflexiones, a destiempo, sobreviviendo al anacronismo para pedir una prórroga que no recibiré porque nadie puede dármela. Es posible quedar ciego y estar cabreado y quedar mudo o paralítico o arruinado y olvidado y nos enseñan a soportar el devenir con las botas puestas.
Ni siquiera le estoy poniendo empeño a la descripción narrativa de mi desgracia. No voy a revisar este texto pobre una y otra vez para decir de mejor manera lo que se diga, porque como se diga, es igual de desagrable.
Tengo miedo al Jaque Mate y ese miedo me ha llevado a ponerme en una posición de desventaja con Él.
Sin embargo, no creo que alguna vez haya estado en otra posición.
Que no te engañe nada de lo que he dicho o has visto. Nuestra relación vertical está hecha a su medida y hoy no será el día que hagamos las paces. Muy al contrario, estoy cavilando si rompo los vínculos para siempre, pero entonces queda el gusanito de saber si a última hora el final revelador de este capítulo de mi miserable vida devengará aplausos en vez de otra cosa.
Soy responsable de decir las cosas que nadie quiere escuchar por esa absurda manía de no saber ser prudente ni sincero ni inteligente ni exitoso ni nada de eso. Soy responsable de dejar que las cosas se me vayan de las manos para luego huir asustado a los brazos que amenazan con dejarme definitivamente vacío, como las cuencas de los ojos del cadaver de un cuervo. Y tú sigues viniendo a ver mi desdicha, comiendo palomitas de maiz de microondas, esperando a ver si me caigo y puedes captar el momento preciso en que me rompo en mil pedazos al estrellarme con un futuro que no es tan hermoso que pensé.
Fui paranóico y me volví loco cuando Él me mostró un camino. Y yo lo seguí, te juro que lo hice, pero no fue suficiente, porque nunca es suficiente y me devolvió a este orificio tropical a conseguir glorias que ya no sirven de nada porque ya ni siquiera son mías.
Y a mis amigos no les contesto las llamadas y a mi chica no le hablo de lo que debería hablarle y a mi madre la condeno al silencio y al misterio y poco a poco me voy quedando en este mundo sin metáforas al que llamo existencia, a ver si alguien me escucha y me entiende y puede evitar desde su barrera de cristal caer en los mismos errores que yo.
Maldita sea, estoy cabreado porque no sé cómo estar triste sin sentirme feliz por ser un cliché pasado de moda.
Todos, los pocos que persiguen sabiduría aquí, están volcando sus esperanzas en un dantesco universo de palabras pretenciosas. No hay un círculo literario que me acepte, ni una camada de intensos que me quieran entre sus filas, ni músicos de rock que me perdonan no saber interpretar bien ninguna canción. Como una hoja verde que sobrevive al otoño, no tengo un espacio ni cuento que contar ni el más mínimo mérito para obtener tu respeto.
Soy execrable, extirpable, frágil e inofensivo. De los que nunca dejarán nada para la posteridad, de los que nunca dejarán huella, de los que malgastaron su oportunidad, y como alguien me dijo alguna vez, de aquí en adelante, lo que queda es esperar el impacto de la caída.
Y así se han perdido talentos de verdad, en el sistema que los devora en lugar de adoptarlos y alimentarlos. En los comerciales de Movistar, en la gente que te da la espalda, en la mujer de tu vida que ya no está muy segura de serlo.
Nunca pude haber escrito esto en otro lado. Lo hago aquí porque sé que quienes lo leen esperan el descarnado y postrero cartucho de un payaso acabado. Pero es cruel de su parte no entender que necesito ayuda y que eso es lo que pido, como también sé que es tremenda estupidez saber que cuando me la ofrezcan no la voy a aceptar, porque el orgullo me lo impide y esa jodida manía de aferrarme a un malditismo anacrónico y nada original con el que se burlan de mí los que sí han capitalizado su talento para hablar porquería coherente y políticamente correcta por unos cuantos miles de dólares al mes.
Coño, pana. Este post y todo este blog donde estás metido quién sabe por qué intríngulis incomprensible no tiene sentido ni vale la pena ni tiene las respuestas que buscas.
Si acaso, y esto siendo benevolente conmigo, puede parecerse un poco a lo que piensas.
Pero hasta el perro más infeliz se cansa de perseguir su cola tanto tiempo sin llegar a nada.
Este espiral de gratuidad, este teatro inverosímil para quienes opinan que vivo feliz revolcándome en dinero y fama y fortuna, nunca será dicho de otra forma porque nunca encontrará la vía a un libro donde puedas tener la polaroid de mi infortunio en versión portátil.
Este pequeño secreto cogerá polvo (si es que las letras de un ordenador cogen polvo) y pasará por tu vida y lo desdeñarás cuando crezcas porque no quieres ser como el imbécil que soy.
No, no quieres, no quieres, no quieres, no quieres esperar la llamada que te diga que has logrado tus sueños, porque toda la idea es que nunca los alcances.
Preso. Preso y con fiebre. Buscando el valor para salir de casa y arrojarme a un carro en movimento y resurgir como vampiro en el paraíso de una noche eterna.
Inmortales son los que jamás se arriesgan a intentarlo.
A ellos sí les va bien.
Él no se olvida de ellos como se ha olvidado de mí (y de ti, si eres de los que asiente inconscientemente con cada frase cliché de estas).
Él no va a quitarnos esta fiebre.
Sólo podemos empeorarla.
Esas hojas de papel a las que les prendiste fuego de niño.
De eso estamos hablando.
De hacerlo mal, lo peor que se pueda, para sentirnos bien.
Esta es una generación que tiene política, socialités, showmans de radio y televisión, misses, intelectuales trasnochados con el cabello agarrado en una cola, gente, patética, vulgar, obsesionada con ser alguien.
Esta es la carta, la revelación, mi pequeño y exiguo aporte a tu mundo.
Donde te digo que "alguien", al menos ese que sueñas, nunca vas a ser.

Y cuando algún día comprendamos eso, allí sí, sin ninguna duda te digo que seremos invencibles.

Vulgar Display Of Weakness


Pocas palabras.
Todo parece estar bien en mi vida pero no es así.
Mi sonrisa es falsa como una mascota de origami.
Se va y me muero.
En el primer acto del fin del mundo me dijo que no sabía si seguía amándome. Quise romper todo lo que tenía cerca pero no tenía cerca nada que valiese la pena romper. Quise decirle que se fuera de una vez pero me contuve. Quise no escribir nada al respecto pero era mentirme a mí mismo y derretirme por dentro. Quise buscar una metáfora mejor pero no tuve las ganas ni el talento.
Fui yo el que me equivoqué, supongo. Darlo todo es el peor error de todos, porque cuando te lo quitan no te lo devuelven.
Estoy excesivo de más y cáustico por echarla de menos.
Me han dolido muchas cosas, incluso las que no han pasado.
Pero tú ganaste, M.
Tú eres la que ha dolido más.

No quiero escribir más aquí hasta que tenga los cojones suficientes para decir la verdad.
Esa que debería decirte antes de verte partir para sacudir las cosas.
Esa que antes te escribía en papeles impresos por miedo a mi caligrafía.
Esa que creí se había hecho telepática como los peces.
Esa que tú sabes y que no nos diremos nunca más.

Fuck.